Christ Our Light Parish Mission & Identity
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Parroquia de Cristo Nuestra Luz Mision y Vision
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The Mission for which Our Lord Jesus Christ established His Church is carried out in Christ Our Light Parish, by His grace, to Glorify Him for the sake of the Salvation of souls, keeping steadfastly to the Lord’s command, “Go therefore and make disciples of all nations, baptizing them in the Name of the Father, and of the Son, and of the Holy Spirit, teaching them to observe all that I have commanded you” (Mt 28: 19-20).
As baptized Christians and fellow sojourners on this earthly pilgrimage to the Father’s House, members in the Family of God and disciples of the Lord Jesus empowered by the Love of God and anointing of the Holy Spirit, we are always mindful of our universal call to holiness as a Chosen Race, a Royal Priesthood, a Holy Nation, a People of His own. We exercise this Priestly, Prophetic, and Royal office as members of the Body of Christ so that we may announce the praises of Him who called us out of darkness into His wonderful Light to a modern world turned hopelessly in on itself. To be a Light to the nations and leaven in the world. We give witness by our lives of Gospel charity and conviction that the Risen Lord Jesus is truly Alive and truly Present in our midst and wait in joyful hope for that Day He will Come again upon the clouds to judge the living and the dead. Always aware of our own need for continual inner-conversion and renewal and trusting in the grace of His Divine Mercy we offer the Peace of Christ that the world cannot give. We unfold the mission of Christ in our parish – in communion and relationship with the Archdiocese of Chicago, the Universal Church, the Magisterium, and the Body of Christ at all times and places by sharing the fullness of the gifts the Lord has given to the Church, and each one member in particular, as good and faithful servants and stewards; proclaiming the fullness of the Truth from Apostolic times in its entirety, by making His grace and Presence visible in the sacraments - preeminently in the Holy Sacrifice of the Mass - and by proclaiming faithfully the Eternal Word of God. We share our spiritual gifts by evangelizing and by offering our spiritual sacrifices to God through Christ Jesus. We share our material gifts by stewardship of time, talent, and treasure in the community as a sign of the Risen Lord Jesus feeding, teaching, healing, and closeness to the poor – in body and spirit through the corporal and spiritual works of mercy – so that in justice each person made in the Image and Likeness of God may develop in that dignity to the fullest their true vocation. We live our lives joyfully confident as Christians, as ambassadors and missionaries for Christ to the world, giving explanation for the hope that is within us, with Truth, Beauty, and Goodness - on His terms - and sharing the marvelous gifts given to us from above because we belong to Christ, as disciples and signposts pointing to the world beyond the here and now, as signs of the Kingdom of God already present in Christ, a Kingdom of God which is righteousness and peace and joy in the Holy Spirit - yet that can only be fully realized beyond time, space, and history through the Lord’s Eschatological Judgement. Anchored firmly between the unshakeable Pillars of the Most Holy Eucharist and Mary, Mother of God and Mother of the Church, under the watchful care of St. Joseph, Patron and Guardian of the Universal Church, along with the assistance of all the Angels and Saints and remaining faithful to Christ in every age and cultural situation we are His witnesses until the Son of Man returns in Glory. And therein lies our Hope. |
La Misión para la cual Nuestro Señor Jesucristo estableció Su Iglesia y se lleva acabo a en la Parroquia Cristo Nuestra Luz, por Su gracia, es para glorificarlo en aras de la Salvación de las almas, guardando fielmente el mandato del Señor. “Id pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolas en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, ensenándoles a guardar todo lo que os a mandado” (Mt 28, 19-20).
Como cristianos bautizados y peregrinos en esta peregrinación terrenal a la Casa del Padre, los miembros de la Familia de Dios y discípulos del Señor Jesús fortalecidos por el Amor de Dios y la unción del Espíritu Santo, estamos siempre atentos a nuestro llamado universal a la santidad como Raza Elegida, Real Sacerdocio, Nación Santa, pueblo propio. Ejercemos este oficio sacerdotal, profético y real como miembros del Cuerpo de Cristo para que para que anunciemos las alabanzas de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable a un mundo moderno el mundo se volvió irremediablemente sobre sí mismo. Ser luz de las naciones y levadura en el mundo. Damos testimonio por nuestras vidas de Alegría evangélica y convicción de que el Señor Jesús Resucitado está verdaderamente Vivo y verdaderamente Presente en medio de nosotros, y que un día Él volverá de nuevo en Gloria para juzgar a vivos y muertos. Siempre conscientes de nuestra propia necesidad de continua conversión y renovación interior y confiando en la gracia de Su Misericordia Divina ofrecemos la Paz de Cristo que el mundo no puede dar. Desplegamos la misión de Cristo en nuestro parroquia – en comunión y relación con la Arquidiócesis de Chicago, la Iglesia Universal, el Magisterio y el Cuerpo de Cristo en todo tiempo y lugar compartiendo la plenitud de los dones que el Señor ha dado a la Iglesia, y cada un miembro en particular, como buenos y fieles servidores y mayordomos; proclamando la plenitud de la Verdad desde los tiempos apostólicos en su totalidad, haciendo visible su gracia y presencia en los sacramentos -preeminentemente en el Santo Sacrificio de la Misa - y proclamando fielmente la Palabra Eterna de Dios. Compartimos nuestro dones espirituales evangelizando y ofreciendo nuestros sacrificios espirituales a Dios por medio de Cristo Jesús. Compartimos nuestro regalos materiales mediante la administración del tiempo, el talento y el tesoro en la comunidad como un signo del Señor Jesús Resucitado alimentación, enseñanza, curación y cercanía a los pobres – en cuerpo y espíritu a través de lo corporal y espiritual obras de misericordia – para que en la justicia cada persona hecha a imagen y semejanza de Dios se desarrolle en esa dignidad al máximo su verdadera vocación. Vivimos nuestras vidas gozosamente confiados como cristianos, como embajadores y misioneros de Cristo en el mundo, dando razón de la esperanza que está dentro de nosotros, con Verdad, Bellesa, y Bondad – en Sus terminos- y participando de los maravillosos dones que se nos han dado desde lo alto porque pertenecemos a Cristo, como discípulos y señales que apuntan al mundo más allá del aquí y ahora, como signos del Reino de Dios ya presente en Cristo, un Reino de Dios que es justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo, pero que sólo puede realizarse plenamente más allá del tiempo, el espacio y la historia a través del Juicio Escatológico del Señor. Anclado firmemente entre los pilares inquebrantables de la Eucaristía y María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, bajo el cuidado vigilante de San José, Patrono y Guardián de la Iglesia Universal, junto con la asistencia de todos los Ángeles y Santos y permaneciendo fieles a Cristo en cada época y situación cultural que son sus testigos hasta que el Hijo del Hombre regrese en Gloria. Y ahí está nuestra Esperanza. |